El amor es una opción, un camino, una elección. El amor no es un sentimiento, hay que creer en el para sentirlo, cuidarlo día a día como cuidas un hijo, cometiendo errores pero haciéndolo lo mejor posible. El amor es dar, pero también recibir, el amor es equilibrio, es compartir y respetar.
Sólo hay mariposas si las cuidas, si las dejas entrar y no las dejas salir, porque lo que no cuidas vuela, y lo que vuela quizás no vuele en tu dirección.
A veces el amor es un paciente terminal, al que te empeñas en mantener por todos los medios, todos artificiales, pero es un amor que ya esta muerto, un amor que se convierte en un lastre, al que hay que dejar ir quedándose con lo mejor, con la parte buena.
El amor es un sueño, que todos los mortales soñamos pero que pocos hacen realidad, por eso soñamos una y otra vez sueños imperfectos, que terminan en frías mañanas.
El amor es una droga, que engancha lo justo para destrozarte de tanto repetir, y que cuando te gana la partida, tu eres una caricatura de ti mismo, sonrisa retorcida, mueca y lágrimas.
El amor es cosa de 2 y como las matématicas es frío al operar, porque sólo 1+1 son 2, y sólo puede tender a infinito si los 2 quieren, si los 2 suman.
El amor es signo de puntuación. A veces de interrogación, a veces de admiración.
Puede ser punto y seguido, punto y aparte, o incluso un guión. Puede ser unos puntos suspensivos...

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