_Qué sientes?. Le preguntó la chica de fuego al joven de corazón de piedra, casi en un susurro al oido. _Nada, nunca siento nada. Entonces la chica se acercó a sus labios y le besó con ternura, al tiempo que sus brazos rodeaban ese cuerpo con más apariencia de escombro que de ser humano de corazón pétreo. _Ahora qué sientes?. _Creo...creo que le llaman miedo La chica sorprendida y encendida lo miró con cara de interrogante. _No se explicarlo, nunca he sentido nada y cuando me has besado he sentido mucho calor, miles de grados derritiendo mi corazón, convirtiéndolo en lava que borboteaba y se deslizaba por cada una de mis arterias, nunca sentí nada y eso me da miedo. _Jajaja, no entendía lo de tu miedo. La chica de fuego entrelazó sus dedos con los del chico y creó una media sonrisa fascinante. _Puedes volver a hacerlo? _El qué? _Que sienta miedo... Dijo el chico esbozando una sonrisa.
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Mostrando las entradas de mayo, 2019
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A veces sueño con volar. Alejarme de todo y de todos, ver los problemas desde lejos, con la perspectiva que crea la distancia, el desapego. A veces sueño con volar, libre de toda atadura, sin necesidad de sentir el peso de mi fachada, siendo yo mismo, con el aire acariciando mi cara suavemente. Lo más parecido a volar eres tu, un granito de libertad en una tierra llena de convencionalismos, compartiendo desnudez y confidencias trasnochadas, sin presión pero con pasión. Recorro tu cuerpo con mis manos juguetonas, buscando provocar reacciones: risa, jadeo, miradas animales. Contigo muestro la curiosidad de un niño que quiere aprender de la experiencia, no perder detalle, ese olor, ese rizo, esa piel dura y erecta, ese sexo sabroso y húmedo. A veces sueño con volar, y en el vuelo fundimos nuestros cuerpos por unos momentos, aún sabiendo que somos almas libres, que no queremos ataduras, pero si pasión a borbotones. Escupimos risas y gemidos, idolatramos nuestros cuerpos cada uno de es...
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Recuerdas cuando lo más cercano al verbo entre tu y yo era una mirada de estrella, de esas que caen rasgando el firmamento y sirven para pedir deseos de los que sólo se cumplen si cierras los ojos con mucha fuerza, sembrando de arrugas su contorno. Recuerdas cuando juntábamos tu positivo y mi negativo, haciendo que la electricidad fluyera entre los dos, como el agua que fluye encontrando siempre un camino o creando el suyo propio. Recuerdas el rojo de tus mejillas, el blanco de tu sonrisa, el verde de tu mirada, cuando respondías a uno de tantos pueriles y jocosos comentarios salían de mi boca sin filtro. Recuerdas el olor a ti que formaba ya parte de mi de tanto perder mi boca entre tus piernas. Recuerdas como vibraba sin control con tu lengua en mi espalda y en mi culo, regándome con tu saliva. Recuerdas apoyarnos el uno en el otro y contarnos cosas nuestras, que no todos conocen. Recuerdas...