A veces sueño con volar. Alejarme de todo y de todos, ver los problemas desde lejos, con la perspectiva que crea la distancia, el desapego.
A veces sueño con volar, libre de toda atadura, sin necesidad de sentir el peso de mi fachada, siendo yo mismo, con el aire acariciando mi cara suavemente.
Lo más parecido a volar eres tu, un granito de libertad en una tierra llena de convencionalismos, compartiendo desnudez y confidencias trasnochadas, sin presión pero con pasión.
Recorro tu cuerpo con mis manos juguetonas, buscando provocar reacciones: risa, jadeo, miradas animales.
Contigo muestro la curiosidad de un niño que quiere aprender de la experiencia, no perder detalle, ese olor, ese rizo, esa piel dura y erecta, ese sexo sabroso y húmedo.
A veces sueño con volar, y en el vuelo fundimos nuestros cuerpos por unos momentos, aún sabiendo que somos almas libres, que no queremos ataduras, pero si pasión a borbotones. Escupimos risas y gemidos, idolatramos nuestros cuerpos cada uno de esos segundos, y cuando acabamos exhaustos dibujamos una pequeña sonrisa y nos citamos de nuevo para un día indeterminado de una hora indeterminada.

Comentarios

Entradas más populares de este blog